Tras varios días de castillos y pueblos, tocaba un poco de ciudad y, estando tan cerca, no podíamos dejar de visitar la capital del estado federado de Baviera, la ciudad de Munich. Además casualmente coincidió que esos días tenía lugar la Oktoberfest, así pudimos disfrutar del ambiente de la fiesta más popular de Alemania.

[24/09/2016]
Descubriendo Munich, cerveza e historia
La mejor manera de acceder a Munich con coche es dejarlo en uno de los P+R de los alrededores, es decir, aparcar en una de las estaciones de metro o tren del extraradio y llegar con el transporte público al centro. Sale más barato y más cómodo.
Comenzamos nuestra visita a la ciudad en la que yo creo que es la mejor forma, mediante un free tour, en concreto con la empresa Sandeman’s, que para mi es la mejor empresa de este estilo. Creo que es la mejor forma porque por un lado te enmarcan la ciudad en un contexto histórico que ayuda a entender la situación actual y por otro te muestran los principales lugares de la misma, recomendandote sitios que poder visitar al acabar la visita. Además al ser “free”, en realidad pagas la voluntad al acabar, se lo preparan mucho mejor que cuando ya has pagado a priori.
El recorrido comienza en la Marienplatz, donde pudimos disfrutar del famoso carrillón de la fachada del Ayuntamiento. Continuamos visitando la Frauenkirche o Catedral de Nuestra Querida Señora, catedral católica que sustituyó a la antigua iglesia románica del S XII.

Pasamos por el Viktualienmarkt, el típico mercado que podemos encontrar en todas las ciudades pero en este caso al aire libre. En el mismo destaca el famoso Palo de mayo, una especie de mástil decorado que ponen las diferentes ciudades de Baviera durante sus fiestas y que, en caso de ser robado por una de las poblaciones vecinas, obliga a pagar su rescate mediante cerveza.

Visitamos la cervecería Hofbräuhaus, famoso lugar de reunión política, donde Hitler realizó varios discursos. Y visitamos los lugares más importantes de la historia de Munich, relacionados con acontecimientos tan importantes como la noche de los cristales rotos, el golpe de estado fallido de Hitler, las calles por las que pasaban los contrarios al régimen para evitar los estrictos controles,…

Además nos explicaron el stolpersteine, los adoquines dorados que hay en varios lugares de la ciudad (y no solo en Munich sino a lo largo de todo Europa) que recuerdan a los asesinados por el régimen de la Alemania nazi. Sin olvidar la Viscardigasse, o calle para evitar el saludo nazi, era la calle que tomaban los contrarios al régimen para evitar tener que pasar por delante del Templo de los Generales donde estaban obligados a realizar el saludo al estilo nazi, la calle está decorada con un paseo de baldosines doraddos.

Al finalizar el tour comimos en un mercado, visitamos el Palacio de Nymphenburg, un hermoso palacio barroco que aún conserva la decoración de la época y que no podéis dejar de visitar si venís a la ciudad, y dimos una última vuelta por la ciudad para dirigirnos a la feria de octubre.

¿Qué es en realidad la Oktoberfest en Alemania?
Se ha puesto de moda que en todas las ciudades de Europa se celebre el Oktoberfest, originario de Alemania, en donde se bebe mucha cerveza y se come comida típica. Pero… ¿Cómo celebran en realidad el Oktoberfest en Alemania? ¿La imagen que tenemos es la real? Sí y no, ahora daré mi opinión.
Sí es cierto que hay grandes casetas, como las que podemos ver en nuestras ciudades, donde se vende mucha cerveza y se come comida tradicional, pero es mucho más. Es una gran feria de atracciones, realmente enorme, aunque no te guste montarte puedes disfrutar de pasear, verlas en marcha, y de la gran variedad de luces de colores que iluminan todo el parque. También hay una gran variedad de puestos de comida, puedes probar la comida típica alemana sin necesidad de entrar en las casetas. Además los alemanes viven su fiesta utilizando sus trajes tradicionales, comprados especialmente para la ocasión, sería similar a los trajes de flamenca en la feria de abril de Sevilla, trajes perfectamente detallados y trabajados que lucen estos días. Me encantaron estos trajes, así que quise mirar cuanto costaban y los buenos son realmente caros, pero son guapísimos.

La verdad es que nos sorprendió muy gratamente, ya que esperábamos que fuera únicamente casetas y borrachos, básicamente lo que vemos en nuestras ciudades, sin embargo es mucho más, hay ambiente para todos los gustos, y quedé enamorada de esos trajes tradicionales, que algún día compraré.

Como ya habíamos comentado, teníamos el coche a cierta distancia, así que después de cenar en el Oktoberfest, nos fuimos en su busca y de vuelta al pueblo donde nos alojábamos para seguir viendo castillos al día siguiente.