Tras una jornada de indeseado reposo en Koto, el despertar del cuarto día no fue para tirar cohetes. Me sentía muy floja y sin fuerzas para hacer nada, pero, tras descansar un poco, hacia bien entrada la mañana, decidimos llamar a un taxi que nos llevase hasta la estación de Tokyo, donde cogimos nuestro primer tren bala, en este caso hacia Kyoto. Esas dos horas de tren, donde pude dormir, ayudaron a recuperarme.

[13/10/2013]
Agradable sorpresa en el festival de Otsu (Otsu Matsuri)
Al llegar a Kyoto nos dirigimos inmediatamente a nuestro alojamiento, el Hana Hostel, el cual se encuentra a unos 5 minutos andando de la estación de tren. Su personal es amabilisimo y el precio aún mejor, al cambio eran unos 52€/noche (habitación doble con baño), por lo que se trata de un alojamiento muy recomendable.
Las habitaciones son tradicionales, con futón, donde tu mismo te debes montar la cama, pero no hay problema ya que hay una práctica hoja de instrucciones. Además el hotel posee amplias zonas comunes, con tele, cocina, nevera, calentadores de agua, etc. Algo que nos llamó la atención fue que tienes que dejar tus zapatos en un armario situado en recepción ya que por dentro de sus instalaciones debes usar unas zapatillas de estar por casa facilitadas por el propio hotel.

La primera noche compartimos una habitación de 4, ya que nos interesaba este hotel para poder guardar las maletas la noche siguiente en la que no dormiríamos en la ciudad. No eramos muy partidarios de habitaciones compartidas, sin embargo, nuestros compañeros de habitación fueron dos chicos asiáticos muy correctos, y la experiencia fue muy grata.
Dejamos las maletas, volvimos a la estación y cogimos un nuevo tren, hacia la población cercana de Otsu donde, según habíamos leído por Internet, ese día se celebraba un gran festival, el Otsu Matsuri. Hago un paréntesis para señalar que teníamos previsto llegar por la mañana, pero debido a mi malestar no llegamos allí hasta las 16:00, que correspondía con la última hora del desfile, pero aún así lo pudimos disfrutar mucho.
Aunque no sea la definición más adecuada, yo lo asimilo a nuestra celebración de semana santa, pues pasean carrozas con dioses y niños encima, tocando una musiquita muy pegadiza, cuando van pasando van tirando obsequios que todo el mundo intenta alcanzar.
Otsu Matsuri

Al finalizar el desfile, como no habíamos conseguido nada, una señora muy amable nos dio un sobre con un pañuelo de tela, la verdad es que fue un detallazo que nos encantó ^_^. No sabíamos que era pero ya de vuelta a la isla un buen amigo familiarizado con la cultura japonesa nos informó de que se trata de un pañuelo que se pone en la cabeza para trabajar.

[14/10/2013]
Recorrimos el “Camino del filósofo” y visitamos los grandes templos de Kyoto
Este día lo dedicamos a explorar Kyoto a fondo visitando algunos de sus principales templos. El transporte en la ciudad se realiza principalmente en autobús, en la estación principal (la misma que la de trenes) hay paneles donde se indican muy claramente los números de autobuses con sus correspondientes paradas, las cuales suelen llevar el nombre del templo (seguido de –mae o –ichi) que haya más cercano, con lo que es fácil saber donde bajar. Por ejemplo, la parada del templo Ginkaku-ji es Ginkakuji-mae.
Durante la preparación del viaje recopilé información sobre qué autobuses eran mejores para llegar a cada sitio; sin embargo, a día de hoy, mi recomendación es mirar primero el itinerario del número 100, pues es el que tiene parada en casi todos los lugares turísticos y las paradas están mejor indicadas para evitar que los turistas se pierdan.
Ginkaku-ji, el Templo Plateado
Comenzamos el día por el Ginkaku-ji o Templo plateado, su horario es de 8:30 a 17:00 y cuesta 500¥. Es uno de los principales templos, por lo que vale la pena entrar y disfrutar de sus magníficos jardines y el bonito paraje en el que se enmarca. Su nombre proviene de que durante su construcción se pretendía recubrir el edificio con plata, cosa que no se llegó a realizar.

Desde aquí nos adentramos en el llamado Camino del filosofo (tetsugaku-no-michi), se trata de un bonito paseo al lado de un torrente, rodeado de vegetación y pequeñas casas, a lo largo del cual se encuentran diferentes templos de mayor o menor importancia. Entre otros visitamos un pequeño templo que nos recomendó una señora mayor que paseaba por la zona, la verdad es que tenía un gran encanto al no estar masificado de turistas y ser más tradicional. El siguiente vídeo es de dicho templo 😉
Antes de orar hay que purificarse
Templo Nanzen-ji
Al final del paseo encontramos el Templo Nanzen-ji, donde a parte del propio templo se encuentran diversos jardines y otros templos menores, entre los que podemos destacar:
- La puerta San-mon (8:40 a 17:00) es la antigua puerta de entrada, se trata de un enorme portal de madera al que se puede subir por 500¥ y disfrutar de las preciosas vistas. Para subir hay que descalzarse, así que cuidado con la escalera, que es muy empinada.
- Nanzenji (8:40 a 17:00). La entrada cuesta 300¥
- El templo Konchi-in (8:30 a 17:00), el cual cuesta 400¥
- El templo Tenjuan (9:00 a 17:00), también 400¥.
Aunque debo reconocer que nosotros más que de los templos fuimos fans de los jardines, así que en vistas de que el tiempo no permite visitarlo todo y que hay que seleccionar, entramos en la puerta Sammon y en un par de pequeños templos, para luego adentrarnos en un pequeño paseo que sube a la montaña, donde a escasos 10 minutos de subida se puede observar un pequeño altar en medio de la vegetación donde la gente del lugar va a realizar sus plegarias sin el agobio de las masas de visitantes.
Además tuvimos la suerte, al iniciar el camino de regreso, de observar unas geishas, o al menos unas modelos vestidas como tales, ya que había un fotógrafo profesional que parecía estuviera realizando un catálogo de ropa.

Templo Heian Jingu
Al salir de la zona de parque donde se encuentran los templos anteriores, nos dirigimos hacía un nuevo templo, el Heian Jingu. Al principio íbamos un poco desorientados, pero justo a la salida hay un mapa y a los poco metros carteles indicativos, por lo que no tiene pérdida. Su horario es de 6:00 a 17:00, la entrada es gratuita el templo y de 600¥ a los jardines.

Para mi humilde opinión el Heian-Jingu se trata si no el más, uno de los más guapos que visitamos, no tanto por el templo en sí, que también, sino por sus espléndidos jardines. En cuanto traspasas el portal hay una enorme explanada y al fondo el impresionante templo rojo, aprovechamos esta visita para comprar una de las típicas tablillas para pedir deseos. La verdad es que ya llegamos al final del día y, aunque lo visitamos todo, no tuvimos tiempo para simplemente sentarnos y relajarnos, como nos hubiera gustado, en el ambiente único de sus jardines, donde parece que el tiempo se ha detenido y te encuentras en un remanso de paz.

Desde aquí ya nos dirigimos hacia la estación de tren “Ogoto onsen”, donde tras una llamada nos debía pasar a recoger el personal del hotel donde nos alojaríamos esa noche, no imaginábamos en ese momento que meteríamos tanto la pata en nuestra visita al Yumotokan, un ryokan de lujo con onsen incluido :p.