Tras la escapadita y descubrimiento de la ciudad de Oberhausen, nos quedaba un día y un par de horas para acabar de conocer Düsserdolf.

[20/04/2019]
Visita al Palacio Benrath
Los que me conocéis sabréis que soy una adicta a los palacios y castillos ¡me encantan! Y si visito una ciudad que tiene uno, no puedo dejar de visitarlo.
Empezamos la mañana con una visita al mercado de las pulgas, ya que a Carlos le encanta buscar pequeños tesoros en estos sitios, principalmente videojuegos retro. El mercado se encuentra en Aachener Platz Trödelmarkt y abre a partir de las 7:30h.
El mercado es bastante grande y tiene muchas cosas, así que bien merece una visita. Además, como no podía ser de otra manera, tienen puestos de comida, y todo huele tan bien que acabamos haciendo una merienda-comida (o brunch) con una patata rellena que estuvo buenísima.

Al acabar nos dirigimos a la visita principal del día, al Palacio Benrath (Benrath schloss). Se puede llegar al Palacio con el tranvia Línea 701, parada Schloss Benrath, o con el metro Línea U74, parada Schloss Benrath. La visita al interior del palacio se realiza de forma guiada y se pueden comprar las entradas online, aunque nosotros las compramos allí mismo sin problemas, ya que no había mucha gente.
El Palacio Benrath es un palacio de estilo rococó, acabado en 1770 y destinado a palacio de recreo y caza del príncipe elector Carlos Teodoro del Palatinado y Baviera.

La parte visitable del Palacio Benrath, como suele ocurrir en la mayoría de casos, no es muy grande, pero sí muy interesante. La guía realiza un recorrido por las diferentes salas, explicando la función de cada una y la vida en Palacio, pero además muestra la parte del servicio, y las escaleras y pasillos ocultos por los que estos debían pasar.

Al acabar la visita guiada puedes visitar los grandes jardines, que en un buen día soleado como el nuestro, siempre es un placer. En el centro de los jardines hay un gran estanque de agua y desde la otra punta del mismo se obtienen unas vistas impresionantes de los jardines con el palacio de fondo. Personalmente considero que es una visita imprescindible si visitáis la ciudad de Düsserdolf.

Al finalizar la visita volvimos al centro y visitamos una cafetería que nos había llamado la atención esos días. Se trata de una cafetería japonesa, con muchas bebidas curiosas y notitas escritas por los clientes por todo el local, además de juegos y libros para pasar un buen rato. Es un local bastante pequeño, pero realmente es muy llamativo y no pudimos evitar entrar y dejar nuestra huella.

De ahí volvimos al hotel a ducharnos para volver a salir a la Feria de Pascua. Sí, la típica feria de atracciones que podemos encontrar en las fiestas de nuestros pueblos o ciudades, en Mallorca la llamamos Fira del Ram.

No es que sea mucho de subirme en este tipo de atracciones, pero sí me gusta el ambiente festivo, las luces, ver la gente subirse a las atracciones. La verdad es que la feria es bastante pequeña, pero me gustó podernos dar un pequeño paseo por ella. Para aquellos interesados, el nombre en alemán es Osterkirmes, y se encuentra ubicada en Staufenplatz.
[21/04/2019]
Últimas horas en la ciudad rodeados de animales
Nos sorprendió la reserva de animales de Oberhausen, pero sí sabíamos que había una en Düsserdolf, así que esa mañana, antes de tener que dirigirnos al aeropuerto par volver a casa, fuimos a visitarla.
La reserva se encuentra en Grafenberger Wald, un bosque algo alejado del centro de la ciudad. Para llegar hay que bajarse en la parada Auf der Hardt/ LVR-Klinikum, a la que se puede llegar con el Tranvía número 709 o con alguno de estos metros: U73 o U83, y desde allí caminar unos 15 minutos por un camino ascendente de tierra.

La verdad es que nos decepcionó un poco, no está mal, pero la de Oberhausen nos gustó mucho más. En esta podemos encontrar básicamente ciervos y jabalíes. También venden comida para dar a los ciervos, pero están acostumbrados a que la gente les lleve fruta, principalmente manzanas, así que… si hay más gente, seguramente se vayan a los que tienen manzanas y no a los que les dan pienso.

Pasamos la mañana paseando por la zona y volvimos a la ciudad para tomar el avión que nos llevaría de vuelta a la realidad y la rutina diaria.
En resumen, Düsserdolf no es una gran ciudad, ni tiene mucho que ofrecer, pero una escapada a una ciudad que no conoces siempre vale más la pena que quedarse en casa viendo lo de siempre 😉