
[09/12/2107]
Como comentamos en el post anterior, en Altona también hay un mercadillo navideño, y se encuentra a tan solo a unos 15 minutos en tren del centro, así que a primera hora nos dirigimos hacia allí.
Mercadillo navideño en Altona y desfile de Santa Claus
Altona es una zona residencial para personas con un poder adquisitivo alto, alejado del bullicio del centro de la ciudad pero lo suficientemente cerca como para ir tranquilamente a trabajar.
Desayunamos tranquilamente por allí, dimos un bonito paseo y, una vez abiertos los tenderetes, visitamos el pequeño mercadillo. Aunque es verdad que el mercado es muy pequeño vale la pena acercarse a dar una vuelta por la zona y relajarse paseando por sus calles.

Pasamos la mañana por Altona y volvimos al centro a comer y ver el desfile de Papa Noel. Todos los sábados, a las 13:00 y a las 17:00 (tened en cuenta que estas horas podrían cambiar en vuestra visita) tiene lugar un desfile navideño en el que, como no podría ser de otra manera, el protagonista principal es Papa Noel o Santa Claus, como prefiráis. Como en cualquier desfile pasan las carrozas acompañadas de música navideña y dulces coreografías.

Acabado el desfile nos dirigimos hacia la zona portuaria, donde, además de un bonito paseo, visitamos la Filarmónica del Elba. La entrada es gratuita, simplemente hay que hacer un poco de cola para conseguirla. Aunque nevaba y hacía bastante frío, aguantamos estoicamente y conseguimos subir hasta lo alto de la filarmónica. La subida se realiza a través de unas escaleras mecánicas bastante empinadas con paradas intermedias donde observar las vistas desde los ventanales. Desde la galería superior se tienen unas vistas espectaculares del puerto con la ciudad del fondo. Una pasarela circular exterior recorre todo el edificio y aunque, como he dicho, nevaba, no dudamos en pasearnos por ella y hacernos mil fotos.

Al bajar dividimos el grupo en dos facciones, los que preferían ir a tomar una cervecita por San Pauli y los que preferían ir a patinar sobre hielo, entre los que me encontraba. Así que a patinar se dijo, lloviznaba y no sabíamos como nos encontraríamos la pista pero bueno, al fin y al cabo es Hamburgo, están acostumbrados a este tiempo. Disfrutamos de la pista como niños pequeños durante dos horas, que era el tiempo por el que habíamos pagado el guardarropa donde dejamos las mochilas, ya que con el precio de la entrada a la pista puedes estar todo el día.

Una vez cansados de patinar sí que nos merecíamos la cervecita, así que fuimos a buscar a la parte del grupo que se había quedado por San Pauli, tomamos algo y quisimos visitar el bar donde tocaron por primera vez The Beatles, la pena fue que el bar solo abre para conciertos, por lo que no se puede entrar simplemente para visitar, sino que hay que comprar entrada para el concierto y, dado que no conocíamos al grupo, nos volvimos por donde habíamos venido.

Cenamos en una nueva incursión en el mercadillo de la zona y volvimos a nuestro alojamiento. Al día siguiente nos tocaría visitar los mercadillos de una nueva ciudad, Bremen.