
[14/10/2019]
Piscina pública en Reikiavik
Justo a 5 minutos andando del lugar donde habíamos pasado la noche se encontraba Sundhöllin, el baño público (sundlaug) más antiguo de Islandia. Nos pareció una gran idea comenzar a disfrutar de este tipo de lugares sociales por sus orígenes, además de darnos una ducha que ya empezábamos a necesitar.
Como en todos los sundlaug, dejamos los zapatos en la entrada y entramos cada cual en su vestuario. Al entrar nos avisaron que la piscina exterior estaba en obras y no podríamos visitarla, una pena la verdad, pero igualmente decidimos utilizar las instalaciones. Recordad que antes de entrar en las piscinas públicas hay que lavarse concienzudamente, en todos los carteles informativos hacen énfasis en lavar tanto los sobacos como las parte íntimas (e imagino que ahora tras el covid el tema de la higiene será incluso más exigente).
Al ser primera hora de la mañana (sobre las 7:00h) había mucha gente practicando deporte, y no sólo en el agua sino que también disponen de maquinas como en una gimnasio cualquiera.
Había una piscina olímpica para practicar natación, con sus carriles, donde no quisimos molestar. Y otra piscina más pequeña, entramos a relajarnos, pero al poco comenzó una clase de aguagym, donde las señoras mayores islandesas nos animaban a practicar deporte con ellas. Para no hacer el feo acabamos haciendo una clase de aguagym en islandés con las octogenarias, algo que nunca hubiéramos esperado inicialmente jajaja. Aunque empezamos el día con energía también lo empezamos cansados XD
En ese momento decidimos que a partir de entonces iríamos a las piscinas públicas por la tarde, al acabar la jornada, en vez de por la mañana, que la gente estaría más relajada jajaja.
Tras asearnos, disfrutar e la piscina y secar nuestros bañadores en los típicos centrifugadores que encontrareis por todo (una verdadera bendición si como nosotros hacéis toda la vida en una furgoneta), tomamos rumbo al Círculo de Oro.
Qué ver en el Círculo de Oro
El Círculo de Oro o Círculo Dorado se encuentra en la zona sur del país y es uno de sus principales focos turísticos, la gente que por uno u otro motivo no puede realizar la vuelta a la isla suele visitar al menos esta zona.
Este Círculo de Oro está formado principalmente por el Valle Thingvellir, Geysir y la cascada Gullfoss. (Aviso para navegantes, es casi imposible aprenderse correctamente los nombres de los sitios a visitar en islandia :p).
Comenzamos por el valle de Thingvellir, aparcando en su centro de visitantes (¡Ojo! en su interior hay baños gratuitos). Lo más destacable de este parque natural, y lo primero que vemos, son las dos fallas, Almannagjá y Hrafnagjáes, creadas por la separación de las placas tectónicas de Norteamérica y Euroasia. La verdad es que se trata de un acontecimiento geográfico que llama mucho la atención y que nos hace pensar en la evolución de nuestro planeta. Además de ser un pasillo donde corre muchísimo viento ¡Abrigaos bien!

Seguimos paseando por el verde parque hasta llegar a la Cascada Öxarárfoss en el curso del río Öxará, que en este punto fluye por un campo de lava. Si bien es la cascada es pequeña, se encuentra en un precioso enclave.

Para tomar el camino de vuelta, cruzamos el río Öxará, surcado por unos enormes salmones. Por la ribera contraria del río disfrutamos de unas estupendas vistas y llegamos a una antigua iglesia de madera con su coqueto cementerio. La estampa recordaba en cierto modo a las antiguas películas del oeste. El recorrido total nos llevó algo más de dos horas.

Desde allí nos dirigimos a visitar el Geysir, el original y más antiguo que da nombre a todos los Géiseres, ubicado en el valle Haukadalur. Aunque Geysir es un géiser que ya hace tiempo que no expulsa agua, justo al lado se encuentra su compañero Strokkur el cual lanza enormes columnas de agua cada 10 minutos aproximadamente. No tiene pérdida, veréis manadas de gente amontonadas con sus cámaras preparadas para capturar el momento.

En el propio centro de visitantes se puede aparcar y también en su interior, junto a la tienda de recuerdos, hay un baño gratuito.
Podéis observar la explosión del géiser Strokkur tanto desde su propio borde, donde seguramente acabaréis algo remojados, o desde unas plataformas elevadas que se encuentran en la cima del pequeño monte. Además mientras subís al mismo podréis disfrutar de las múltiples pequeños géiseres de la zona, aunque estos sólo burbujean y emiten fumarolas a mi sigue llamándome la atención ver estos charcos de agua hirviendo. Obviamente el aire de toda la zona tiene un fuerte olor azufre pero a mi personalmente es algo que no me molesta. La visita se alargó aproximadamente una horita, el sitio no es muy grande.
De ahí nos dirigimos a la cascada Gullfoss, una de las más visitadas del país. Desde el aparcamiento en el centro de visitantes ya se vislumbra y dando un cortísimo paseo se llega justo al lado de la misma. Tal vez no sea la más guapa pero sí una de las más anchas que vimos y el poder verla de tan cerca aún la hace más espectacular.

Esa noche decidimos dormir en un camping, concretamente en Hveragerði Campsite. Aunque no es un gran camping, dispone de unos baños limpios y muy cálidos en el mismo edificio de recepción y de una cocina con todo lo necesario donde, como en todas las que fuimos, hace un poquito de frío, pero es suficiente para cocinar y cenar.
Hveragerði es una pequeña población de casas residenciales, muy cuca pero sin nada destacable. Nuestra elección de esta lugar fue por su proximidad al Reykjadalur Hot Spring Thermal River, el cual visitaríamos a primera hora del día siguiente.