Después de la tormenta perfecta nos despertamos, afortunadamente en el mismo sitio y sin desperfectos destacables, en un día lluvioso pero mucho más tranquilo.

[16/10/2019]
Cazando icebergs
Ese día teníamos una excursión organizada a la cueva de hielo Vatnajökull, pero debido al mal tiempo se canceló, así que nuestro gozo en un pozo.
Tras desayunar en la furgoneta tomamos rumbo hacia las lagunas glaciares Fjallsárlón y Jökulsárlón.

Por el camino nos encontramos con Skeidarársandur, una gran explanada formada por sedimentos fluviales provenientes de fusiones glaciares. Hubo en esta zona una gran inundación provocada por el deshielo de un glaciar (derretido por una erupción volcánica), que causó grandes destrozos, haciendo desaparecer la carretera que transcurría por la zona. Como muestra del desastre acaecido quedan los restos de un puente que fue destrozado por la fuerza del agua.

Continuando por las inhóspitas carreteras de Islandia, donde la naturaleza en si misma es un peligroso constante, llegamos a Fjallsárlón y Jökulsárlón, dos lagos creados por el deshilo glaciar. Lo más destacable son los enormes bloques de hielo que podemos ver flotando en sus aguas, hasta tal punto que la ribera de Jökulsárlón es conocida como Diamond Beach, haciendo referencia a que los icebergs de sus orillas son como diamantes en la playa.

Desde la orillas del lago podéis ver al fondo el enorme glaciar y los bloques de hielo flotando, un espectáculo totalmente inolvidable. E incluso en algunos puntos, si tenéis suerte, podréis llegar a tocar o incluso coger, uno de los pequeños bloques que llegan a la costa.

En estos lagos se suelen realizar actividades como paseos en barca para acercarse al glaciar, pero debido a la tormenta ese día estaban todas las actividades canceladas y avisaban que a partir de una determinada hora llegaría el temporal y convenía que no estuviéramos por la zona.
Así que tras realizar la visita continuamos nuestro recorrido. Nuestro siguiente destino era el pueblo de Seydisfjördur, pero como ya se empezaba a hacer algo tarde decidimos hacer noche en Egilsstaðir.
Egilsstaðir es la mayor ciudad al este de Islandia, pasamos la noche en un aparcamiento público ubicado justo frente a la piscina municipal. La entrada a la piscina (sundlaug) cuesta unos 6€ y, como en el resto de casos, además de disfrutar de una ducha calentita, la cual necesitábamos encarecidamente, pudimos disfrutar de los jacuzzis y piscinas exteriores de agua caliente. Al ser una ciudad este establecimiento era más grande e ¡incluso tenía un tobogán! La verdad es que los niños miraban raro a dos adultos tirándose por el tobogán, pero no pudimos evitarlo.