Hace unos meses encontramos un pequeño chollo y queríamos aprovecharlo al máximo pero desgraciadamente no teníamos muchos días disponibles. Consideramos varias opciones, como volar a Reus y desde allí visitar el sur de Francia, pero yo siempre había oído hablar muy bien del Algarve (Portugal) y, tras ver imágenes como la que veis a continuación (que nos recordaron mucho a los Doce Apóstoles que vimos en Australia), decidimos volar a Sevilla y alquilar un coche para visitar el Algarve durante cuatro días (tres días completos y dos medios días, para ser exactos).
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¿Portugal o Australia? |
El vuelo de ida y vuelta a Sevilla, incluyendo el descuento por pago con Maestro y el descuento por residente, nos salió por 25€ por persona, mientras que el alquiler de coche por cuatro días con AVIS, contratado mediante Logitravel (y añadiendo su seguro), nos salió por 66€ de los cuales, gracias a Beruby, recuperamos 6,93€ de cashback. Como veis, conseguimos ajustar bastante los precios.
Después de comprar los vuelos y alquilar el coche, decidimos cómo distribuiríamos los días en Portugal. Nuestra planificación, finalmente, fue la siguiente:
- como llegábamos el viernes por la tarde, la primera noche la pasaríamos cerca de la frontera, en Tavira;
- las dos noches siguientes pernoctaríamos en la parte más occidental del Algarve, Sagres;
- dado que nuestro vuelo de vuelta partía a mediodía, el hotel para la última noche lo reservamos en Faro.
Para la reserva de los hoteles, pudimos aprovechar:
- el cashback que nos ofrecía Beruby al reservar mediante Logitravel el hotel de Tavira, con el que recuperamos 10,8€, de modo que la noche nos salió por 13.1€ por persona;
- un código de descuento de Venere, con quienes reservamos el hotel de Sagres;
- un muy interesante precio promocional de la cadena Ibis, para reservar el Ibis de Faro.
Una vez hecha esta pequeña introducción, con la que intentamos demostrar que aprovechando ofertas se puede viajar a bastante buen precio ;-), pasamos a relataros nuestra escapada.
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Una de las preciosas playas que pudimos visitar en el Algarve |
De Palma a Tavira
[12/06/2015]
Llegamos a Sevilla sobre las seis de la tarde e inmediatamente nos dirigimos a la oficina de Avis. Recogimos el coche donde nos indicaron, revisándolo previamente a conciencia y avisando a un empleado de desperfectos que no se encontraban indicados para evitar cobros indeseados.
La salida de Sevilla se encontraba ligeramente congestionada pero no fue complicado tomar el camino correcto. Dado que íbamos a salir de España, usamos como navegador la aplicación HERE Maps de Nokia que ofrece navegación offline, cosa que necesitábamos ya que habíamos decidido que no valía la pena comprar una tarjeta SIM local para solo 4 días. El funcionamiento fue aceptablemente correcto, excepto en un par de momentos en los que nos intentó meter por caminos de tierra… pero bueno, con un poco de sentido común es sencillo evitar estos contratiempos.
Nuestro FIAT 500 no daba mucho de sí, pero al cabo de menos de dos horas llegábamos a la frontera. Una de nuestras preocupaciones era el funcionamiento de los peajes portugueses, concretamente cómo asociar nuestra tarjeta de crédito al coche de alquiler para que se nos cobrasen los peajes automáticamente, a medida que los atravesábamos. Pues bien, nada más sencillo: al llegar a la frontera te desvías siguiendo las indicaciones y llegas a una máquina que te indica que introduzcas una tarjeta de crédito; inmediatamente puedes extraerla de nuevo ya que el sistema ya ha asociado la tarjeta con el coche. La máquina cuenta, además, con una voz en diversos idiomas que te guía en este sencillo proceso.
Por cierto, tanto la voz portuguesa como la voz inglesa tienen un tono muy amable, mientras que la voz castellana suena muy borde y autoritaria… ¿es esa la imagen que tienen del español en el resto de países?
Tras otra hora de trayecto, llegamos al hotel Porta Nova de Tavira, que nos sorprendió gratamente ya que nos pareció bastante lujoso para el precio que pagamos, 38,63€ por una habitación doble con baño, a unos 5 minutos andando del centro histórico de la ciudad. El hotel ofrece aparcamiento de pago, pero los alrededores son seguros y se puede aparcar con facilidad. Hay wifi gratuito, pero solo en las zonas comunes, a las habitaciones la señal llega muy débil. La única pega importante que le ponemos es que nos encontramos dos camas extras en la habitación, cosa que reducía el espacio libre casi al mínimo.
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Demasiadas camas para nosotros |
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Las piscinas del Hotel Porta Nova (Tavira) |
Como nuestro objetivo era hacer un viaje lo más barato posible, salimos a la búsqueda de un supermercado para comprar nuestra cena y el desayuno de la mañana siguiente. A diferencia de Tati, soy alérgico a preguntar indicaciones a la gente; ésto y mi incapacidad para interpretar un indicador, hicieron que llegásemos al Lidl que buscábamos justo en el momento en que acababan de cerrar (dio la casualidad que ese día, por ser fiesta, cerraban una hora antes de su horario habitual ¬_¬). Al final, en el camino de vuelta al hotel, encontramos un local de comida para llevar que nos pareció bueno ya que estaba lleno de gente del lugar. Allí fue donde compramos nuestra cena, que fue abundante y a buen precio.
Tanto en el camino de ida como en el de vuelta tuvimos la oportunidad de tener una primera impresión de Tavira , paseando por la vera del río y recorriendo alguno de sus callejones.
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Tavira iluminada |
El día siguiente, para aprovechar bien el tiempo, no podíamos levantarnos tarde, así que nos fuimos a dormir tras cenar y ver un episodio de Sense8 en la tableta.
El Castillo de Tavira y la Cámara Oscura
[13/06/2015]
Nos levantamos pronto, recogimos nuestras mochilas -dejándolas en el coche tras hacer el check out– y, después de comprar nuestro desayuno, iniciamos nuestro recorrido por Tavira. Tras pasear un rato por las calles de la ciudad, llegamos a la Torre de Tavira y su Câmera Obscura. La verdad es que fue una experiencia curiosa y muy recomendable. El antiguo depósito de agua de la ciudad se ha reconvertido en el más particular y original mirador de Tavira. En lo alto del depósito se colocaron una serie de lentes que proyectan la imagen de la ciudad en una superficie situada el el piso inferior, de modo que, manipulado las lentes, se obtiene una imagen muy nítida de casi todos los puntos de interés de la ciudad.
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Torre de Tavira – Camera Obscura |
Después de comprar las entradas (4€ por persona) y esperar unos minutos a que terminase el grupo anterior, tomamos el ascensor que nos llevó a la cámara oscura junto a la guía y ésta nos fue dando explicaciones (tanto en inglés como en castellano) de los lugares más interesantes de la ciudad. Se centró, sobretodo, en las numerosas iglesias por la que es conocida Tavira, además del puente romano sobre el río Gilaõ y los típicos tejados de tijeras o de cuatro aguas, cuya forma, que refresca las casas en verano y las aísla del frío en invierno, es una influencia oriental traída por los comerciantes asiáticos. Fue como hacer un tour por la ciudad pero de sólo 10 minutos de duración y sin caminar.
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Detalle de la lente situada sobre el antiguo depósito de agua de Tavira |
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Tejados de tijera o de cuatro aguas |
Una vez que abandonamos la Cámara Oscura, nos dirigimos a los restos del castillo musulmán de Tavira, del que prácticamente solo queda un trozo de muro, pero recomendamos visitarlo tanto por el pequeño jardín que hay en su interior como por las vistas de las que se puede disfrutar en su parte más elevada (se ve tanto la sierra, como el mar y la Ria Formosa, además de poder contemplar gran parte de la ciudad).
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El Castillo de Tavira (lo que queda de él) |
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Jardín del Castillo de Tavira |
Desde el castillo fuimos hacia el río Gilaõ, primero para pasear tranquilamente por la Plaza de la República y por Jardín Público de Tavira, y después cruzándolo por su puente romano, uno de los puntos de interés de la ciudad.
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Puente romano sobre el río Gilaõ, en Tavira |
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El Jardín Público de Tavira visto desde el puente romano |
Al otro lado del puente, continuamos con nuestro paseo pasando por una zona llena de establecimientos de restauración para los turistas y llegando hasta la Ermita de Saõ Brás para luego volver por la plaza de Dr Antonio Padinha.
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Ermita de Saõ Brás (Tavira) |
Como nuestra intención era llegar a Sagres no muy tarde, comimos y nos despedimos de Tavira, con ganas de haber tenido más tiempo para visitar al menos alguna de sus 21 iglesias. Otra vez será ^_^
Sagres y sus playas (playa de Beliche, playa de Tonel)
Con el GPS no tuvimos problema para llegar a Sagres a media tarde y localizar nuestro hotel, Casa Grilo. Para ser sinceros, no fue lo que esperábamos, aunque tampoco podemos decir que sea un mal alojamiento, sobretodo por el precio, 50€ la noche la habitación doble con baño en pleno Sagres. El personal es muy amable e incluye wifi, pero la habitación es muy desangelada, no incluye kitchenette (nosotros creíamos que sí, pero bien puede ser un despiste por nuestra parte), la nevera es bastante ruidosa y las vistas al mar… no son las más bonitas que hemos visto en nuestra vida. Además, parece que nos toco la única habitación sin terraza y no nos ofrecieron la posibilidad de incluir el desayuno -pagando, claro- aunque vimos una habitación dedicada a tal menester. Por último, cabe decir que el espacio para aparcar es reducido aunque se puede dejar el coche en la calle sin problemas.
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Nuestra habitación en Casa Grilo (Sagres) |
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Las cautivadoras(?) vistas desde nuestra habitación en Casa Grilo… |
Dado que quedaban algunas horas de sol, aprovechamos para recorrer un poco la costa de Sagres. En primer lugar visitamos el Faro de Cabo de San Vicente. Pudimos gozar de las vistas un momento, pero hacía mucho viento y hubo un amago de lluvia, así que volvimos al coche al cabo de unos minutos. Las vistas son bonitas pero tampoco nada que no hubiésemos visto antes.
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Faro de Cabo San Vicente |
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Vistas desde el Faro de Cabo San Vicente |
En el camino de vuelta, una vez que comprobamos que la lluvia se detenía, nos paramos ante una construcción que nos llamó la atención, una especie de edificio amurallado que resultó ser la Fortaleza de Beliche. El interior de la fortaleza estaba cerrado, pero por detrás vimos un camino para bajar por las rocas. Descendimos e hicimos las fotos de rigor pero, según nuestra opinión, es una parada prescindible si no andáis muy sobrados de tiempo.
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Entrada a la Fortaleza de Beliche |
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Descenso por las rocas en la Fortaleza de Beliche |
Después decidimos visitar la Playa de Beliche (Praia do Belixe), la cual nos pareció encantadora. No hacía día para bañarse y ya era tarde (no había nadie en la playa, solo dos socorristas visiblemente aburridos) así que solo nos mojamos los pies y paseamos por la playa contemplando las formaciones rocosas de alrededor.
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Playa de Beliche, uno de los mejores recuerdos de este viaje |
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Tarde de mantita para los aburridos vigilantes de la Playa de Beliche ^_^ |
Nuestra siguiente parada era la Playa del Tonel (Praia do Barril), pero al aparcar el coche nos llamó la atención la fortaleza que se encuentra en sus cercanías, la Fortaleza de Sagres. Nos acercamos a ella pero vimos que se debía pagar entrada… la verdad, nos pareció que no valía la pena pagar para tener unas vistas muy similares a las del faro de Cabo de San Vicente. Además, empezaba a ser un poco tarde así que nos fuimos hacia la playa.
La Playa del Tonel es muy similar a la de Beliche, aunque a nosotros nos gustó más ésta última. También paseamos un rato y después ya nos marchamos hacia el hotel.
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Playa del Tonel, otra preciosa playa de Sagres |
Con la sensación de haber aprovechado el día, decidimos ir a cenar y a dormir pronto, para así reponer fuerzas para la jornada siguiente, en la que continuaríamos visitando el Algarve.