Nueva Zelanda XX – Del fantástico mundo de Hobbiton al paraíso terrenal de la península de Coromandel

[18/03/2016] Abandonamos Rotorua con pena, pues nos habría gustado disfrutar más de sus aguas termales, pero también con ilusión porque nos dirigíamos al pueblo de Hobbiton.

Casa Hobbit en Matamata
En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.

 

Hobbiton (Matamata)

Hobbiton se encuentra a las afueras de la ciudad de Matamata, en su web hay indicaciones de cómo llegar e igualmente sale indicado en google maps. Como se trata de un recinto privado únicamente se puede entrar con visita guiada, así que sí o sí toca apoquinar. Nosotros fuimos directamente en coche hasta la granja (Alexander Sheep Farm), para los que no dispongáis de vehículo, hay visitas con transporte desde Matamata o Rotorua, e incluso desde Auckland.

El tour nos costó unos 50€ por persona, y salen prácticamente cada media hora, eso es bueno y es malo. Es bueno porque aunque no seas muy previsor seguramente consigas entrada, entra tanta gente que creo que se pueden comprar incluso el mismo día en taquilla, pero es malo porque se llega a acumular tal cantidad de gente que casi te llegas a juntar con el grupo anterior y posterior y le quita bastante magia al lugar. Yo personalmente reduciría las visitas a la mitad, así se podría disfrutar mucho más del decorado y sentir una experiencia mucho más cercana a estar en un verdadero poblado hobbit.

Nosotros teníamos reservada la visita a las 11:00, la visita dura aproximadamente 1 hora y media. Un autocar te lleva desde la zona de taquillas hasta el set donde están las casitas y comienza la visita.

Tienda de souvenirs junto al autobús que te lleva hasta la entrada de Hobbiton
Tienda de souvenirs junto al autobús que te lleva hasta la entrada de Hobbiton
Visión general de Hobbiton, llena de visitantes
Continuas avalanchas de gente llenan Hobbiton

Una guía nos fue explicando cómo fue la selección del lugar, ya que tenía que tener unas características especiales para que se identificase con la comarca. En realidad el decorado que se visita es el de “El Hobbit”, ya que el de “El señor de los anillos” se quitó prácticamente todo. En el contrato para rodar “El señor de los anillos” se incluyó una clausula que decía que se debía devolver la granja a su situación inicial, así que así lo hicieron, cuando llevaban algo más de la mitad tuvieron que parar por una fuerte tormenta y al propietario se le encendió la bombilla de que podría sacar dinero con visitas al set de rodaje, así que dijo que no quitaran lo que faltaba. Cuando el equipo de rodaje fue años más tarde a firmar el contrato para rodar “El Hobbit”, ya se negoció que se montara todo con material duradero y que luego se dejara todo tal cual para poder ser explotado turísticamente.

Otro dato curioso es que las terneras que se crían en la granja se venden a Mc Donalds para hacer sus famosas hamburguesas.

Pere ante el cartel de entrada en Hobbiton
Pere a punto de dar su primer paso en Hobbiton

Lo que se visita sólo son las fachadas de las casas, ya que los interiores se rodaron en estudio, sin embargo el exterior está trabajado hasta el más mínimo detalle. Incluso nos enseñaron un árbol artificial, ya que el original de “El señor de los anillos” fue quitado y además necesitaban que el árbol fuera más joven ya que “El hobbit” tiene lugar antes, así que lo más fácil era hacerlo artificial, ¡aunque parece totalmente real!

Tatiana y Pere en la puerta de la casa Hobbit de Bilbo Bolson
¡Qué honor! Bilbo nos invitó a visitar su casa :p

 

Árbol artificial en Hobbiton
Este árbol es artificial, ¿verdad que parece mentira?

El recorrido acaba en la Posada del Dragón Verde, famoso bar de la comarca, donde la visita incluye un vaso de cerveza (rubia, negra, sin alcohol, o una especialidad de la casa) y unos minutos libres para hacer 4 pasos. Pero en realidad, como durante toda la visita, tienes que correr para acabarte la bebida.

Pere sentado en un sillón del Dragón Verde
Descansando con una buena cervecita (sin alcohol) en el Dragón Verde

Una vez de vuelta toca buscar un sitio para comer, justo al lado de las taquillas y de la cara tienda de merchandising se encuentra el Shire’s Restaurant, pero no lo recomendamos ya que hay poca cosa y caro. Así que bajamos a Matamata a comer, en la calle principal hay una gran variedad de puestos de comida para todos los gustos y presupuestos.

 

La península de Coromandel

Y desde allí hacia la península de Coromandel, donde pasaríamos la noche al lado del mar en el Hahei Holiday Resort. Aunque fue un poco caro, nos costó 88,82€ la habitación noche, con baño privado y cocina, realmente vale la pena por su situación en relación a los precios de la zona.

Se trata de un resort, como su propio nombre indica, muy grande, donde hay varios tipos de habitaciones, incluso pequeños apartamentos, pero también zona para caravanas. Nuestra habitación estaba en primera línea de mar, aunque en la parte posterior por lo que no la podíamos ver desde dentro.

Habitación en Hahei Holiday Resort
Nuestra habitación en Hahei Holiday Resort

 

Playa de la península de Coromandel
Esta preciosa playa se encontraba justo en la parte posterior de nuestra habitación

 

Cathedral Cove

Desde el complejo a unos 40 minutos andando se encuentra la famosa playa Cathedral Cove (escenario que ha aparecido, por ejemplo, en Las crónicas de Narnia: el príncipe Caspian), lo cual está muy bien porque por lo que he leído es difícil aparcar para ir a ella. Así que al llegar y sin perder un minuto, nos dirigimos hacia allí, principalmente porque al día siguiente pensamos que no nos daría tiempo a visitarla antes de tener que hacer el check out.

Camino hacia a Cathedral Cove
El camino que lleva a Cathedral Cove, como podéis ver no dispone de iluminación artificial

Cathedral Cove es muy fácil de encontrar simplemente hay que bajar a la playa y seguir bordeando el mar, siguiendo un camino por el bosque claramente señalizado. Con las prisas cometimos el error de no llevarnos bañador, no es que hiciera mucho calor, pero caminando llegamos a sudar y al llegar allí podríamos habernos pegado un baño rápido. Eso sí, rápido porque la marea comenzaba a subir a tapar el paso del arco con rocas por el que la playa recibe su nombre, y por otro lado porque se comenzaba a oscurecer y el camino por en medio del bosque no tenía ningún tipo de iluminación.

Cathedral Cove, en la península de Coromandel
Cathedral Cove recibe su nombre por la cueva que divide ambos lados de la playa

Además nos encontramos una boda, o al menos una pareja de novios haciéndose fotos, junto con algunos invitados, así que tampoco era plan hacer mucho de guiris jejeje.

Cathedral Cove
La marea va subiendo en Cathedral Cove hasta cubrir el paso entre ambas playas

Cathedral Cove es uno de esos sitios donde podrías quedarte horas simplemente parado, relajándote, observando el mar. Sin embargo, como he dicho, no teníamos mucho tiempo, empezaba a oscurecer y tuvimos que tomar el camino de vuelta, de hecho el último tramo lo tuvimos que hacer con linternas y yo, que soy excesivamente miedosa, tenía miedo de que nos pudiera salir.

Anochecer en la península de Coromandel
Anocheciendo en el camino de vuelta

Lástima no disponer de más tiempo, ya que la península de Coromandel bien vale unas vacaciones de desconexión y descanso, pero aún nos quedaba una joyita más por descubrir en la zona: Hot Water Beach.