Navidad en la ciudad medieval de Heidelberg

Descubrimos la ciudad de Heidelberg, mientras planeábamos nuestra escapada navideña a Frankfurt, para visitar sus mercadillos de Navidad. La verdad es que no habíamos oído hablar de esta ciudad, sin embargo por Internet vimos que era una visita muy recomendada, así que nos lanzamos a decidir por nosotros mismos. Heidelberg no nos defraudó, con toda la decoración navideña es una ciudad preciosa, pero aún sin ella, merece realmente una visita.

La estrella de Heidelberg nos guía hacia la Navidad
[13/12/2015]

Heidelberg, desconocíamos su existencia y sin embargo nos fascinó

Tomamos un tren desde la estación de Frankfurt hacia Heidelberg (a una horita de distancia) sobre las 9 de la mañana. Llegamos pronto así que dimos un bonito paseo bajo el sol dirigiéndonos a la parte antigua de la ciudad.

Encantadoras vistas a orillas del río

Paseamos por al lado del río, el cual nos dejó unas idílicas postales grabadas en nuestras retinas. La verdad es que Heidelberg bien merece una visita, sea o no navidad, aunque en estas fechas mucho mejor ya que la ciudad se engalana y la gente sale a la calle a festejar.

Por este paseo llegamos al centro histórico

Ya llegando a unas de las puertas de la antigua ciudad amurallada, nos desviamos hacia las montañas para descubrir una parte del llamado paseo de los filósofos, un paseo por en medio del monte, que permite captar unas fotos preciosas del valle y del centro histórico de la ciudad.

Puente Carlos Teodoro desde el paseo de los filósofos

Como ya se acercaba la hora de comer, bajamos a la plaza central para comer un delicioso perrito en uno de sus múltiples puestos de comida. Después de comer nos decidimos a subir al castillo, hay un funicular para llegar, pero nos aventuramos a subir a pie, si bien es cierto que es una cuesta bastante empinada, tampoco es muy largo y es totalmente factible hacerlo a pie, de hecho subían incluso niños pequeños.

Plaza principal con sus puestecitos navideños

 

La cuesta algo empinada que sube al castillo

El castillo es chulísimo, sus enormes jardines, las impresionantes vistas desde sus miradores y su patio interior repleto de puestos navideños y decoración ¡fue como un sueño! La verdad es que no me esperaba que fuera tan guapo, fue una gratificante sorpresa, pues antes de planificar este viaje ni siquiera habíamos oído hablar del lugar.

Castillo de Heildelberg
Los tenderetes inundando el patio del castillo

Estuvimos largo rato paseando por el castillo hasta que decidimos que era hora de bajar, pues aún nos quedaba por visitar el resto del casco histórico. Recorrimos los puestos navideños de la plaza principal y nos dirigimos hacia el puente de Carlos Teodoro a tocar el espejo del mono para tener salud, pero no los ratones no que no queremos tener familia numerosa XD Supersticiones aparte el puente es espectacular y bien merece la visita y, si vais al paseo de los filósofos, desde allí se pueden tomar grandes fotos de él 😉

A ver si el espejo del mono me da suerte en la salud  😉
Arco de entrada al puente Carlos Teodoro

Volvimos a recorrer el resto de la ciudad antigua, la mayoría de sus plazas con su propio mercadillo particular, unas más artesanales, otras con comidas e incluso una donde se vendían abetos navideños.

Los abetos preparados para recibir la navidad

En una, como no podía ser de otra manera, estaba situada la pista de hielo, no demasiado grande pero si con mucho encanto ya que de fondo se podía disfrutar de la vista del castillo, precioso, sobre todo por la noche cuando éste se ilumina.

El castillo se puede ver desde una de las plazas
El castillo iluminado por la noche es aún más guapo, si cabe, que durante el día
Pista de hielo a los pies del castillo

Una de las cosas que más llamó nuestras atención, que ya habíamos visto como pequeñas figuritas pero no en tamaño real o gigante mejor dicho, son como unas figuras circulares en las que se encienden unas velas y estas hacen que la hélice superior de vueltas, lo veréis mejor en la foto 😉 Si bien es cierto que las figuras péqueñas si empelan velas, pero estos adornos navideños por las calles no, simplemente lo recrean, pero son súper bonitos ^_^

En los reales el calor de las velas mueve el molinillo

Teníamos mucho tiempo, nuestro autobús no salía hasta las 2:50, así que paseamos hasta la hora de cierre de los mercadillos (21:00h) y nos fuimos a cenar al McDonald’s de al lado de la estación.

¿El autobús salía a las 2:50h? Os estaréis preguntando. Sí, me explico, nuestro vuelo salía de Frankfurt-Hahn a las 6:30, así que no quedaba otra que coger un autobús de madrugada aunque volviéramos a Frankfurt, y pensamos ¿vamos a pagar un hotel para dormir un par de horas? ¿Para no pasar la noche entera? Pues no, hacemos un poco de tiempo, cogemos el autobús desde Heidelberg a las 2:50 y dormimos ahí que son un par de horas.

Así que ¡Gracias McDonalds por cerrar tan tarde! Estuvimos ahí metidos, wifi incluida jeje, hasta poco antes de las 2:00 y luego ya dentro de la estación, donde la gente era algo más variopinta y daba un poco más de mal rollo, afortunadamente había vigilantes de seguridad, así que no había porque preocuparse.

Llegada la hora tomamos el bus, dormimos, llegamos al aeropuerto, cabeceamos, tomamos el vuelo y dormimos, y al llegar a Palma ¡¡directa al trabajo!! Jajaja

Fue una gran experiencia que por supuesto volvería a repetir ^_^

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