Por motivos laborales, nuestros compañeros de viaje debían volver a Mallorca tras estos dos días recorriendo los mercadillos navideños de Hamburgo. Volvían a través del aeropuerto de Bremen, así que Pere y yo los acompañamos hasta allí y nos quedamos a disfrutar de los mercadillos navideños de Bremen.

[10/12/2017]
Llegamos por la mañana prontito con la empresa Flixbus, desde la estación central nuestros compañeros tomaron el tren hacia el aeropuerto y nosotros fuimos caminando hasta el centro de la ciudad.

¿Nos quedamos a dormir en Bremen por culpa de la nevada?
Todos conocemos el famoso cuento de los músicos de Bremen, los cuatro animalitos (burro, perro, gato y gallo) que huyen de la granja para ganarse la vida como músicos. Pues bien, como no podía ser de otra manera, en la plaza central de la ciudad hay una escultura dedicada a los músicos de Bremen, donde es realmente difícil hacerse una foto porque está a reventar de gente.

Bremen no es muy grande pero es una ciudad muy coqueta, la verdad es que me gustó mucho. Entramos por la zona peatonal comercial y nos dirigimos hacia el centro de la misma, donde está la mencionada estatua. En forma de ocho, rodeando dos grandes plazas, encontramos los mercadillos, tanto de comida como de adornos navideños, y un par de atracciones para niños. Al ser domingo había mucho ambiente y muchas familias que habían ido a pasar el día por allí.

Cabe destacar la Böttcherstrasse, la antigua calle de los toneleros, con un encanto especial y donde a las 12h, a las 15h y a las 18h se pueden oír tocar 30 campanas de porcelana, tened en cuenta que los horarios pueden cambiar en vuestra visita, pero en la misma calle pone los horarios. Además en la torre del lado izquierdo se pueden ver unos paneles que van girando y representan imágenes marinas del viaje a América.

Y aún nos quedaba el mercadillo que, para mi gusto, tiene más encanto de Bremen, el que recorre la ribera del río Weser. Un mercadillo marino, donde todo es de dicha temática e incluso recrean una parte de un barco para poder subirse. Tanto la decoración de los puestos como los bares montados para la ocasión son chulísimos. El único problema fue que nos cayó una mega tormenta de nieve, nos tuvimos que refugiar en un bar a tomar algo calentito, mientras por las ventanas de plástico veíamos como la nieve caía con gran fuerza.

Cuando empezó a amainar un poco, salimos, acabamos de ver lo que nos quedaba y volvimos a la estación para refugiarnos del frío y cenar algo antes de que saliera nuestro autobús de vuelta a Hamburgo.
Mientras cenábamos recibimos un email de la compañía de autobús avisándonos de un retraso de más de dos horas en nuestro autobús e informándonos que podíamos cancelar el billete, así que eso hicimos y compramos otro que salía más o menos a la misma hora y que parecía no afectado. Continuamente mirábamos la web, como comenté anteriormente de la compañía Flixbus, para ver si había retrasos o cancelaciones. Al poco vimos que el que habíamos comprado también sufría retrasos, aunque no tanto como el que habíamos cancelado, que ya iba cerca de las 6 horas de retraso.
El tiempo pasaba y nos empezamos a poner nerviosos pensando si debido al temporal de nieve no podríamos volver y tendríamos que quedarnos a dormir en la estación del tren de Bremen. Al final el autobús llegó, con retraso pero llegó, con múltiples problemas de gente que no había cambiado el billete pero quería subir a ese bus. El retrovisor llevaba una capa espesa de nieve, y al arrancar iba despacio, parándose en el largo atasco de coches producido por el temporal. No sabíamos si llegaríamos, pero al menos estábamos ya calentitos en el bus.

Al final conseguimos llegar a Hamburgo, unas cuantas horas más tarde de los previsto, pero llegamos sanos y salvos y pudimos descansar en nuestra habitación calentita, mientras afuera nevaba
Al día siguiente, en la propia ciudad, pudimos coger bolas de nieve antes de que los coches y los pasos de la gente la ensuciaran y fundieran.