[08/03/2015]
Después del intenso día en Kamakura, llegó el momento de descubrir si tendríamos el valor suficiente para seguir a los monjes del monte Takao en su paso sobre las brasas durante el Festival del fuego (Hiwatari Matsuri).
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El Hiwatari Matsuri es, sin duda, el festival más espectacular de los que hemos visitado en Japón (por ahora ;-)) |
Desplazamiento al monte Takao desde Shibuya
Tras nuestra última noche en el coqueto apartamento de Shibuya, tocaba recoger los bártulos e ir en busca de unas taquillas donde dejarlos durante el día. Afortunadamente, una de las cosas más fáciles en Japón es encontrar taquillas, las hay por todos lados, y no sólo en las estaciones, por ejemplo en medio de Shibuya, en una callejita, hay una zona de taquillas, dedujimos que para ir descargando el día de compras compulsivas :p Igualmente nosotros consideramos más práctico y seguro dejar nuestras maletas en las taquillas de la estación, justo en la salida de Hachiko hay unas, pero hay muchas más a lo largo de toda ella, se puede consultar su ubicación en los planos.
Una vez descargados nos dirigimos hacia el monte Takao pues tuvimos la suerte de que ese día se realizaba el festival del fuego, Hiwatari Matsuri. Para llegar hasta allí se debe coger la línea JR Chuo hasta Takao, y desde aquí la línea Keio hasta Takao-san-guchi, una vez aquí ya no hay pérdida porque ponen carteles indicando la dirección del festival.
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No hay pérdida posible ^_^ |
El festival se realiza en la base del monte Takao, donde nosotros nos quedamos. Sin embargo, para quien le pueda interesar, existe un funicular y un telesilla para acceder a la cima del monte, cuestan unos 470 yenes.
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Mapa con los puntos de interés de la zona del monte Takao |
El festival comenzaba a las 13:00, nosotros llegamos pronto porque no teníamos muy claro si sería en la cima o en la base de la montaña. Pero menos mal que llegamos pronto y pudimos coger buen sitio para ver el espectáculo en primera línea, pues al llegar ya había gente, y poco a poco se fue llenando hasta los topes.
Caminando sobre las brasas en el Hiwatari Matsuri
Lloviznaba todo el tiempo y tener el paraguas abierto era bastante incómodo, pero la espera valió totalmente la pena. En medio del círculo formado por los espectadores había una plataforma cubierta de ramas y alrededor unas tablas de madera.
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Tuvimos miedo que la lluvia echara a perder el festival. Afortunadamente no fue así 🙂 |
Comenzó el festival con la entrada de los monjes y su presentación, después diversos rituales que, lamentablemente, no acabamos de entender. Pero la mejor parte vino cuando encendieron la plataforma del centro y fueron tirando dentro las tablas de madera, creemos que eran una especie de deseos pero no lo tenemos muy claro, la cuestión es que empezó a hacer tanto humo que no veíamos nada, pero que el humo viniera hacía nosotros se considera algo positivo porque te bendice y purifica.
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Parte del ritual previo al encendido de la pila de madera |
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No exageramos cuando decimos que se llenó de humo |
A la misma vez otros monjes paseaban una enorme bola formada por banderillas que se iban “bañando” con el humo bendecido y que, como descubrimos posteriormente, serían vendidas a los visitantes a un precio un tanto elevado, pero… ¿Quién dice que no a la protección divina? Así que, acabamos comprando uno 😉
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La estructura formada por los banderines fue portada alrededor del fuego |
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El fuego consumió la madera muy rápidamente |
Poco a poco el fuego fue desapareciendo y lanzaron unas hojas de papel cada una con un personaje distinto; a nuestras manos llegó una de un Tengu, la cual guardamos con muchísimo cariño. Bueno, en realidad Pere pudo coger otra al vuelo, pero al instante se dio cuenta que una adorable abuelita japonesa también la había intentado atrapar… así que se la entregó con una sonrisa y cierta resignación.
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Ejemplo de las hojas que se lanzaron al menguar el fuego |
Cuando el fuego se hubo apagado del todo los monjes dibujaron un pasillo con las brasas y fueron pasando uno a uno, la verdad es que fue impresionante y digno de admiración.
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El momento en el que los monjes andan sobre las brasas fue la culminación del festival |
Cuando acabaron de pasar los monjes dieron paso a cualquier persona que quisiera caminar como ellos por encima de las brasas. Por cierto, en nuestro canal de youtube tenemos videos más detallados de todo el festival.
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Después de los monjes, puede cruzar las brasas el resto de asistentes al festival |
En un primer momento a mi me entró el miedo (¿Y si me hago una ampolla y luego no puede caminar?) así que nos fuimos a comprar la comida en uno de los puestecitos preparados para la ocasión, y aquí es donde probé el Okonomiyaki y lo encontré buenísimo, si es que los japoneses tienen una cocina estupenda.
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El okonomiyaki fue delicioso. Pere, más tiquis-miquis, comió yakitori |
Una vez con la barriga llena y viendo que aún seguía pasando gente, ¡no os podéis imaginar el montón de gente que se animó a caminar por las brasas! Me dije: creo que me pondré a la cola, es una experiencia que posiblemente nunca tendré la ocasión de repetir. Me puse en cola, con algo de nervios y fijándome en lo que hacían los demás para no meter la pata como hago siempre, y porque además si me decían algo en japonés no lo iba a entender. Después de un rato de cola llegó mi turno, me quité los zapatos y los calcetines (cruzas con ellos en la mano), el monje me dio la salida, me armé de valor y me lancé a caminar sobre las brasas. Al llegar al final un monje me dio su bendición y pasé a la parte de atrás para volver a calzarme.
¡Oh! ¡Qué valiente! Sí, ahora podría dejarlo así y quedar súper bien, pero hay que ser sincera y… cuando yo pasé, de las brasas no quedaba ni el nombre, era pura y simplemente barro ¬_¬ recordad que era un día que lloviznaba. Menos mal que llevaba toallitas húmedas, porque limpiarme los pies de barro para que estuvieran algo decentes para ponerme de nuevo los calcetines y los zapatos sí fue una odisea :p
Un hotel-cápsula con cápsulas dobles, para parejas
Una vez adecentada volvimos a subirnos al tren de vuelta a la estación de Shibuya para recoger nuestras maletas. Esta noche nos tocaba dormir en un hotel cápsula, y la verdad es que nos hacía mucha ilusión, sobretodo porque en el viaje anterior no habíamos podido disfrutar de la experiencia.
El hotel elegido fue el Tokyo Kiba Hotel. No se puede llegar hasta su ubicación directamente con Jr, así que cogimos la línea Yamanote hasta Shinbashi, desde aquí el metro línea Asakusa o Ginza hasta Nihonbashi y desde aquí la línea Tozai hasta Kiba. En teoría esta estación se encuentra a 3 minutos andando del hotel, pero lo que pasa siempre es que te preguntas ¿pero en qué dirección? Usamos el GPS, pero aún así, como no lo acabábamos de ver claro preguntamos a unas chicas muy amables que nos indicaron la dirección exacta, y ciertamente se encuentra muy cerca de la estación. La ubicación no es muy buena, está un poco apartado de todo, aunque al lado tiene un pequeño centro comercial (Fukagawa-Gatharia) con una decoración muy cuca ^_^.
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Bonita iluminación nocturna en Fukagawa-Gatharia |
Que yo sepa, el Tokio Kiba Hotel es el único hotel que tiene cápsulas dobles para parejas, así no te ves en la obligación de estar en dos plantas distintas, pues suelen estar divididas por plantas las cápsulas de mujeres y las de hombres.
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Alguien roncará en la oreja de alguien, y no miro a nadie… |
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Así son las cápsulas dobles por fuera |
Aparte de la experiencia de dormir en una cápsula, que no está mal, el hotel tiene poco más que ofrecer. De hecho está lleno de gaijines con la intención de probar las famosas cápsulas. En la recepción, abierta 24 horas, guardan las maletas y, además, tienen unas pequeñas taquillas para dejar el abrigo y 4 cosas, pero son pequeñas, nuestras 2 mochilas no cabían.
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Las taquillas en las se pueden dejar las pertenencias más valiosas |
La cápsula en si tiene de todo, tele, mesita, ropa de cama, incluso caben dos pequeñas mochilas, así que bueno, tampoco se le puede pedir mucho más. El baño no está mal pero tuvo mejores años. Tiene dos taburetes con duchas, de estos que emplean los japoneses para ducharse, si habéis estado ya sabréis a que me refiero y sino ya lo descubriréis ;), con lo que mucha gente no cabe. Y después tiene la típica bañera de agua caliente, pero que tampoco caben mucho más de dos personas.
La verdad es que dormimos muy plácidamente y nada agobiados, diría que en los Easy hotel de Londres hemos sentido más claustrofobia que aquí. Así que al día siguiente, bien descansados, nos dirigimos hacia Osaka.