Nueva Zelanda XII – ¡Qué miedo pasamos con la tormenta de Oamaru!

[10/03/2016] Tras mi relación amor-odio con The Catlins, seguiríamos la ruta hacia Oamaru. El dueño del backpacker nos avisó que tuviéramos cuidado porque haría mal tiempo y nos recomendó tomar la carretera que bordea la playa que es mucho más guapa que la interior que sólo pasa entre granjas, la verdad es que el hombre fue super majo ^_^

Atardeceren Bushy Beach
Atardeciendo en Bushy Beach, mientras esperamos ver llegar a tierra algún pingüino

 

La casa de las teteras, en Owaka

No podíamos irnos de Owaka sin visitar de cerca la casa de la loca de las teteras (Teapotland). Me explico, los días anteriores habíamos visto pasando con el coche una casa con el patio lleno de teteras, la cual nos llamó mucho la atención, así que antes de abandonar el pueblo nos acercamos a visitarla. Resulta que es el patio de la casa de una señora que, según cuenta en un cartelito le gustan mucho las teteras, y empezó a coleccionarlas, la gente le iba regalando hasta que ha llegado a este punto, incluso pone que dejes un donativo si quieres hacerle fotos, aunque la verdad es que el sitio da un poco de yuyu jajaja,pero ante todo es muy curioso.

La casa de las teteras en Owaka
Nos llamó mucho la atención este patio repleto de teteras

Parada en Dunedin

Tomamos el coche, nos llovió un poco por el camino pero nada exagerado, y decidimos hacer una pequeña parada en Dunedin, simplemente por curiosidad ya que es una de las ciudades más grandes de la zona. Dimos un pequeño paseo por su zona comercial y visitamos la Primera Iglesia de Otago, muy coqueta. Pudimos ver que también había un jardín chino, pero había que pagar entrada y no disponíamos de mucho tiempo, así que no entramos a verlo, pero puede ser una buena visita si disponéis de tiempo suficiente.

Primera Iglesia de Otago
Muy bonita la Primera Iglesia de Otago
Entrada al Jardín Chino de Dunedin
La entrada al Jardín Chino de Dunedin

Alojamiento en Oamaru

En una horita más o menos volvimos a tomar el coche hacia nuestro objetivo, Oamaru, concretamente al que sería nuestro alojamiento durante una noche, el Riverside Haven Lodge & Holiday Park. El sitio es totalmente recomendable, tiene tanto habitaciones, como sitio para caravanas y se encuentra a las afueras de la ciudad, bastante cerca de las Moeraki Boulders, de las que os hablaremos en breve.

Instalaciones del Riverside Haven Lodge & Holiday Park
El acogedor Riverside Haven Lodge & Holiday Park

Nosotros reservamos una habitación doble con baño, nos salió por 45€ la noche, la habitación es muy acogedora, yo diría que la mejor de las que estuvimos en este viaje, el baño es amplísimo, y está todo perfectamente decorado. Dispone de cocina compartida, con muchísimos accesorios, barbacoa, un jardincito muy cuco, y además animales jajaja Que sí, no son para utilizar, pero hace gracia, entrar y ver llamas y vacas peludas en el terreno, aparte de un perrito muy simpático y un gatito super cariñoso ^_^ Además el personal es muy amable, te hace sentir como si estuvieras en tu propia casa, realmente volvería a alojarme aquí sin dudarlo.

Habitación de Riverside Haven Lodge & Holiday Park
¡Me hubiera quedado a vivir en esta habitación! ^_^

 

Llama en Riverside Haven Lodge & Holiday Park
¡Qué simpática la llama!

Las Moeraki Boulders, unas rocas extrañas

Bueno, llegamos, saludamos a los animalitos tranquilamente, hasta que me di cuenta que había apuntado mal la hora de la marea baja 😮 ¡Fue un gran error! ¡Qué desastre! En el momento que nos dimos cuenta la marea ya estaba subiendo, así que cogimos el coche corriendo a ver si podíamos disfrutar de los últimos momentos antes de que subiera del todo ¿Por qué? Porque las Moeraki Boulders que os he nombrado antes sólo se pueden ver con marea baja, se trata de unas formaciones rocosas con una forma redonda casi perfecta que llaman mucho la atención y son uno de los iconos más fotografiados del país.

Moeraki Boulders
Las increíblemente redondas y pulidas Moeraki Boulders

Afortunadamente cuando llegamos la marea aún no había cubierto todas las rocas y pudimos ver unas cuantas, incluso pude subir a alguna, aunque mojándome eso sí, pero hacía mucho calor así que no pasaba nada. Y pensar que el día anterior estábamos con la mantita eléctrica por frío y este día me hubiera bañado tranquilamente en la playa si hubiéramos tenido más tiempo.

Subiendo la marea sobre las Moeraki Boulders
Subiendo la marea sobre las Moeraki Boulders

 

Tatiana de pie sobre una de las Moeraki Boulders
Y, como no podía ser de otra manera, había que subirse a ellas :p

La marea empezaba a subir rápidamente, así que no pudimos estar mucho tiempo. Pero, aunque con prisas y no tan bien como nos hubiera gustado, al menos pudimos disfrutar de las Moeraki Boulders unos momentos antes de que el mar las tapara completamente.

 

Parada en Bushy Beach para ver los pingüinos de ojos amarillos (spoiler: no vimos ninguno)

Volvimos al alojamiento a ducharnos y quitarnos la arena y volvimos a salir, a ver pingüinos. Teníamos reservada a las 20:15 en Oamaru Blue Penguin Colony, una reserva de pingüinos enanos azules, un sitio privilegiado para verlos llegar desde el mar, pero habíamos leído que podríamos ver llegar los pingüinos de ojos amarillos en Bushy Beach, que además se encontraba muy cerca de la reserva así que no nos lo íbamos a perder ^_^

Indicador informativo sobre los pingüinos de ojos amarillos en Bushy Beach
Indicador informativo sobre los pingüinos de ojos amarillos en Bushy Beach

Al igual que en Roaring Point, los pingüinos se observan desde una posición elevada en una caseta. Lamentablemente llegó la hora de dirigirnos hacia nuestra reserva en la colonia de pingüinos enanos sin que pudiéramos llegar a ver ningún pingüino salir del agua.  Aunque eso sí, como teloneros de entretenimiento teníamos a los leones
marinos, que al principio te resultan super graciosos, hasta que te das
cuenta que son muy vagos y apenas se mueven XD.

Mirador de Bushy Beach
El mirador de Bushy Beach desde donde disfrutamos del espectáculo de los leones marinos XD
León marino en Bushy Beach
Uno de los vagos leones marinos

Visita a los pingüinos azules de Oamaru Blue Penguin Colony

Respecto a Oamaru Blue Penguin Colony, lo primero que me gustaría comentar es que, si bien es cierto que reservando estás cómodamente sentado en unas gradas, te dan una interesante explicación bilingüe (inglés y chino) y puedes ver las madrigueras donde duermen los pingüinos, en el exterior vimos muchas personas esperando, una mujer organizando a la gente y carteles de cuidado con los pingüinos, así que pienso que se pueden ver desde fuera atravesar la carretera hacia sus nidos, aunque seguramente en menor proporción que en el recinto.

Indicador en el exterior de Oamaru Blue Penguin Colony, donde la gente esperaba para ver atravesar a los pingüinos
Indicador en el exterior de Oamaru Blue Penguin Colony, donde la gente esperaba para ver atravesar a los pingüinos

Existen dos tipos de entrada, la normal, y la premium, la que nosotros adquirimos. En ambas estas sentado en unas gradas, las premium son más pequeñas y ves más de cerca pasar a los pingüinos, sin embargo desde su posición cuesta más verlos salir del agua que desde las gradas generales. Pero lo que realmente se paga con el plus de la entrada premium es el poder pasar al lado de los nidos a la salida del “espectáculo”, donde se puede ver tranquilamente a los pingüinos, sin molestarlos eso sí.

Llegamos -se debe llegar pronto para tomar un buen asiento-, nos sentamos, los pingüinitos van llegando en grupos, con las patitas tan cortas y corriendo parece que tienen miedo, pobrecitos (de este emocionante momento no os podemos enseñar fotos porque estaba prohibido y estaba muy controlado). De repente comienza a soplar un fuerte viento, que incluso arranca un cartel. Nosotros pensamos que sería un viento normal para la zona, así que seguimos observando llegar los encantadores animalitos. Nos informan que ya han llegado todos y que por favor salgamos, cual es nuestra sorpresa cuando vemos que el camino está cortado por una rama rota por el viento, el cual sopla cada vez con más fuerza.

 

Peligrosa tormenta en Oamaru

En vista de las circunstancias nos facilitan una “salida de emergencia” por en medio de los nidos, donde obviamente no nos podíamos parar y, claro está, perdimos esa oportunidad que habíamos pagado, de verlos más de cerca y tranquilamente. Que estamos de acuerdo que fue un tema de seguridad por unas condiciones climatológicas inesperadas, pero no costaba nada al menos haber enviado un email de disculpa genérico a todos los que habíamos pagado ese plus y no lo pudimos disfrutar, simplemente como detalle.

Oamaru Blue Penguin Colony
Nuestro lugar privilegiado en Oamaru Blue Penguin Colony, más cerca de los nidos de los pequeños pingüinos

Pero sigamos, salimos y hay un vendaval impresionante, pero en serio, no exagero, nunca había visto nada igual. Aunque no habíamos cenado yo le dije a Pere que nos íbamos hacia el alojamiento, que el tiempo me daba miedo. Y buena razón tenía, estábamos a poco más de media hora, pero se me hizo eterno. La carretera estaba llena de ramas caídas, los bomberos pasando de un lado al otro, hojas y ramitas pegando fuertemente contra el coche, el viento moviendo el coche, de noche en una carretera desconocida. Yo sólo pensaba en si conseguiríamos llegar sin que nos cayera una rama encima del coche.

Llegamos y vemos que el camino de entrada al lodge estaba cortado por una enorme rama que el dueño del local ya estaba serrando para dejar el camino libre. Conseguimos entrar y vemos que no hay luz, muy amablemente nos ofrecen té y un sitio en el sofá donde habían puesto unas velas, la verdad es que fueron muy amables, aunque entre nuestra dificultad con el idioma y el cansancio rehusamos la invitación. Ya en nuestra habitación miramos por internet y realmente era tan grave como pensábamos, vientos como no se había visto hacía tiempo, muchas carreteras cortadas y zonas sin luz, y la parte más afectada donde estábamos nosotros 😮

Multitud de ramas en el suelo, resultado de la tormenta en Oamaru
Los restos de la tormenta en la mañana posterior

Nos fuimos a dormir y yo pensaba que al día siguiente no podríamos continuar con nuestra ruta, que la tormenta nos aislaría ¡vale, sí, he visto demasiadas películas! Jajaja Pero no fue así, al día siguiente amaneció soleado, pudimos continuar nuestro viaje hasta Christchurch donde vimos kiwis y todo quedó en una buena anécdota que contar.