Siguiendo con mi proyecto (lamentablemente roto por el Covid-19) de viajar cada mes, reservé un vuelo a Eindhoven para hacer un pequeño road trip por Países Bajos.

[12/01/2019]
Llegada a Eindhoven
El vuelo llegó por la tarde y nos dirigimos directamente a Schoorl, donde teníamos un alojamiento airbnb reservado para las 4 primeras noches. Dedicaríamos los últimos días del viaje a conocer Eindhoven.
Schoorl se encuentra a unos 50 minutos en coche de la ciudad de Ámsterdam y es un sitio recomendable si se va con coche y se pretende evitar los elevados precios de la ciudad.

Aparcar en Ámsterdam no es fácil y los aparcamientos son caros, así que lo mejor es elegir uno de los park and ride (P&R) que hay en los alrededores. Los P&R son grandes aparcamientos junto a estaciones de tren, donde por un pequeño precio tienes aparcamiento durante todo el día y transporte en tren a la ciudad. Nosotros utilizamos el P+R Sloterdijk, pero lo mejor es buscar en Google Maps el más cercano a vuestro alojamiento.
El alojamiento era una casita encantadora en una pequeña urbanización cerca del rio, rodeada de naturaleza, realmente recomendado, un lugar donde relajarse al final de un largo día, y los anfitriones muy amables.
[13/01/2019]
Que ver en Ámsterdam
Como ya he comentado en otras ocasiones, creo que una de las mejores maneras de conocer una ciudad es a través de un free tour, en este caso reservamos con Sandeman’s, para mi una de las mejores empresas de este estilo.

El tour comienza en el Monumento Nacional de la Plaza Dam, homenaje a los soldados holandeses fallecidos en la Segunda Guerra Mundial. La Plaza Dam es la más importante de la ciudad y en ella podemos encontrar, además del monumento a los caídos, el Palacio Real, antiguo Ayuntamiento y hoy día sede de diversos actos oficiales.
Desde ahí visitamos el Patio de Begijnhof, un antiguo patio medieval donde se ubicaba un beaterio, es decir, las casas donde vivían las beatas. Cuando se prohibió la religión católico en el S XVI, estas continuaron ya que las casas era propiedad de las monjas e instalaron una iglesia secreta detrás de los muros de una vivienda, la cual a día de hoy aún es visitable.

Seguimos el recorrido por la historia del país y en concreto de Ámsterdam, pasando por las galerías comerciales Kalverpassage, el famoso mercado de las flores (Bloemenmarkt), la plaza de Rembrandt y, por supuestos, sus canales y coffee shops.

Por recomendación de la guía fuimos a comer a un café marrón, antiguas tabernas que siguen sirviendo comida tradicional a muy buen precio. Probamos las típicas Bitterballen, una especia de albóndigas fritas con mostaza, que estaban buenísimas.

Aprovechamos la tarde para hacer un relajante paseo en barco por los canales, hay mucha oferta así que no os será difícil encontrar buenos precios y realmente se ven cosas que no verías simplemente andando por las calles.

Y acabamos el día visitando el barrio chino, queríamos visitar el templo budista Fo Guang Shan He Hua, pero ya era tarde y estaba cerrado. Así que regresamos a cenar a nuestro coqueto apartamento.

[14/01/2019]
Visitando la casa de Ana Frank
El día siguiente lo dedicamos a pasear tranquilamente por la ciudad y sus canales, conociendo sus pequeños rincones. Descubriendo los Stolpersteine, los pequeños baldosines en recuerdo a los asesinados durante el régimen nazi.

Entramos en el mercado de las flores para disfrutar, entre otros, de la variedad de tulipanes.
Y visitamos la casa-museo de Ana Frank, se visita la casa principal y las estancias superiores donde se escondía la familia Frank hasta que fueron descubiertos. Quedan recuerdos como fotos, escritos o el famoso diario, que nos hace recrear lo que pude vivir esa pobre niña. ¡Totalmente recomendable! Conviene comprar las entradas online para evitarse colas y ya tener hora de entrada. Lamentablemente está prohibido hacer fotos.
El Barrio Rojo de Ásmterdam
Por la tarde realizamos el tour del Barrio Rojo también con la compañía Sandeman’s. La verdad es que quedamos muy contentos porque no se limitaron a enseñarnos la calle de los escaparates sino que nos explicaron toda la legislación y su evolución, además de las condiciones laborales de las chicas.
Una de las cosas más curiosas es que en el centro del Barrio Rojo se encuentra la Oude Kerk o iglesia vieja. Puede llamar la atención pero en realidad era muy práctico, ya que los marineros que llegaban a puerto disfrutaban de los servicios de la prostitución y después se podían confesar, a cambio de un módico precio por absolverles de su pecado claro está, como dicen los ingleses “win win“.

Al acabar aprovechamos para pasear un poco por el barrio y disfrutar de su ambiente festivo, lleno de locales y bares de fiesta para todos los gustos.
Volvimos a nuestro apartamentito a organizar lo que sería un recorrido por diferentes ciudades y pueblos del país.