Sí, mucha gente, incluido Pere, consideran que es una pérdida de tiempo precioso el ir a un parque de atracciones en Japón, pero los que me conocéis ya sabéis que me encanta Disney, y no podía dejar de visitar Tokyo Disneyland. Además, después del lluvioso día anterior en Tokyo, nos merecíamos un día mágico ^_^
Las entradas para Tokyo Disneyland se pueden adquirir en su propia página web o a través de Voyagin, donde se tiene la ventaja de que la entrada es flexible. De este modo según los imprevistos o los cambios de planificación de nuestro viaje podemos visitar el parque el día que más nos convenga.

[21/10/2013]
Erase una vez… ¡Tokyo Disneyland!
Nos levantamos pronto y nos dirigimos hacía Tokyo Disneyland. Para llegar se debe coger la Keiyo Line desde Tokyo Station a Maihama Station; ya el tren iba lleno de personas con orejitas de Mickey Mouse, bolsitos o diversos objetos similares, así sabes que vas por buen camino jejeje. Nosotros decidimos visitar el parque tradicional, porque sólo había tiempo para uno y yo quería ver el castillo jeje, pero justo al lado se encuentra el DisneySea, que según hemos leído se centra más en los personajes relacionados con el agua.

Llegamos al gran hotel de lujo que caracteriza todos sus parques y entramos por la puerta a un mundo donde, como dice su eslogan, los sueños se hacen realidad.

La verdad es que nunca había visto tantas colas. En cualquier atracción había más de una hora de espera, era un poco desesperante, había tanta gente que no se veía ni el suelo del parque. Aprovechamos un par de tickets Fastpass, pero se agotan en seguida y no llegamos a sacarles demasiado provecho.
A pesar de ello pudimos disfrutar de un agradable día. Comenzamos a lo grande con la atracción de Star Tours–The Adventures Continue, un simulador 3D de Star Wars que me atrevería a decir que es de lo mejor del parque. Continuamos por el clásico Space Mountain, aunque está algo anticuado y Pere quedó algo decepcionado.

Paseamos haciendo fotos a toda la decoración del parque que es igual o mejor que las atracciones en si mismas y nos dirigimos hacia Big Thunder Mountain, vamos, la famosa montaña rusa de madera que no puede faltar en todo parque de atracciones, lo que eso sí, creo es la cola más larga que he hecho en mi vida, ¡¡buf!! acabamos bien hartos, comimos y todo allí, haciendo cola.
Al bajar vimos que pasaba el desfile de Halloween, así que nos sentamos a verlo y a cantar con los locales Trick or treat, trick or treat! ^_^ Y no, no penséis que solo cantaban los niños, allí todo el mundo lo vive por igual jejeje.

Yo quería montar en It’s Small World pero desgraciadamente para mi -y afortunadamente para Pere :p- estaba cerrado por mantenimiento, así que nos dirigimos al castillo de la Cenicienta, centro neurálgico del parque y donde, obviamente, no me podía ir sin entrar y sentirme como una princesita de cuento ^_^ ¡si incluso está la silla para que te pruebes el zapatito de cristal!

Tras el castillo fuimos a tomar una merienda-cena en el Queen of Hearts Banquet Hall, el restaurante de “Alicia en el país de las maravillas”, ya que habíamos comido muy poco. Recomiendo encarecidamente este local, la decoración es guapísima, la comida muy buena y a un buen precio para ser un parque, además según que postre eliges te puedes quedar con la taza, que es monísima y en forma de corazón. Entramos aquí porque nos lo habían recomendado nuestros amigos Dani y Eli, y queremos agradecérselo porque decididamente fue un gran acierto.


Sí, parece que hicimos pocas cosas y en realidad es así porque entre colas inmensas, incluso para ir al baño -sí, en serio, ¡había empleados controlando las colas del baño y metiendo prisa!- y detenerse a mirar la decoración entre las millones de personas que no te dejaban ni caminar, pues es complicado avanzar rápido.
Así que nuestra última atracción fue la de Monstruos, la cual consiste en dar con la pistola a unos puntos concretos para conseguir la luz (que, como todos sabéis, es el objetivo de la empresa de Monstruos S.A.), y si bien es divertida, parece que los sensores no respondían muy bien, pero eso sí, reímos un rato.
Como colofón final pudimos disfrutar del Electrical Parade, desfile de carrozas creadas con luces, ¡fue super bonito! Allí sentados, todo oscuro, viendo pasar las figuras iluminadas, con la música de fondo, es como si el tiempo se detuviera y todo fuera felicidad y amor.


Aprovechamos el parque hasta el último momento y, tras el agotador día, regresamos al hotel y nos preparamos para la triste despedida de este gran país.